Hace un año estoy por compartir este aprendizaje de un gran maestro, mi hijo en ese momento de 3 años.
" Papi, ¿Las pijamas no crecen? esta es mi preferida y ya no me queda."
Así son muchas vivencias por lo menos en mi vida, momentos, personas, cosas, lugares que son mis preferidos y ya no me quedan, por más que quiero ponermelas, vivirlas de nuevo ya no me caben y en el intento afixian, frustran incluso a veces las rompo y duele. Si, el apego duele.
Y pongo la misma cara de mi hijo, y tal vez sienta lo mismo. Entristezco al saber que ineludiblemente ya la tengo que soltar y dejarla ir. Crecí y ya no me sirven, tengo que CAMBIARLAS porque yo CAMBIE.
Cambié sin darme cuenta, día tras día un centimetro más arriba de lo que estuve ayer y así será siempre.
"Armando, aqui esta tu nueva pijama, ¿Te gusta? "
" ¡Que fina mami! siiii yupiiii"
Sabio ¿Cierto?
Asi que a jugar y traer de nuevo esa inocencia que aleja el miedo al cambio y trae el asombro de los detalles diarios y con él un regalo: MI presente.
Excelente post Chila, me parece al principio de impermanencia del budismo, cosa que poco entendemos por estos lados. A propósito y aunque suene baladí vi hace pocos días "Perfume de mujer", aquella película con Pacino. Me pareció mala y construída a base de frases hechas. Creo que hoy, soy otro y aunque quise verla con los mismos ojos de hace alrededor de dos décadas, no pude. Un abrazo
ReplyDeleteNada de baladí, esa es otra lección reaprendida con mis maestros. Simplemente tal vez esa película es una pijama más. Esas frases ya las conoces y en ese entonces pichones (me incluyo) de bohemia, eran magia. Ahora sabes que somos aroma y algo más.
ReplyDeleteUn beso, con el perfume que recuerdes.